para que no me olvides
blanca y congelada
entre tus alas.
Y me recosté sobre la mesa
con los ojos dormidos
a punto de caer con los ojos cerrados
para encontrarme de nuevo
para siempre y para siempre y para siempre
sola
sola
sola
y
más.
Y ahora yo, no puedo ni tocarte las alas.
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